El próximo, será el año de ingenio o no será. A las cerveceras pequeñas y medianas nos esperan unos meses de órdago porque ahora más que nunca, en esta época pospandemia, las circunstancias del mercado se alinean en nuestra contra.
Para empezar, llegamos al final de 2021 en medio de una guerra para conseguir latas. Si no eres una multinacional, si no tienes cerrados los contratos para varios años, si no eres capaz de pedir un mínimo de cuatro camiones hasta arriba de latas, si no tienes un sitio donde almacenar tal provisión… Ya puedes dedicarte a mendigarlas. Y cuando las conseguimos, sabemos que las pagaremos al doble de su precio. El doble.
Pero no solo las latas se están convirtiendo en un bien de lujo. Resulta que la carestía de estos tiempos afecta también a los suministros de palés, cartón para los embalajes, papel para las etiquetas, CO2… Y sí, todo lo que escasea, multiplica su precio. Hasta el transporte.
En este escenario, ¿qué podemos hacer las cerveceras artesanas? Revertir estos costes desorbitados en el precio final para el cliente no es la solución, ni va a suponer que termine la dificultad de acceso a las materias primas. Ajustar más nuestros márgenes de beneficio, claro que es posible. Pero tiene un límite: no podemos trabajar a pérdidas.
Nos queda el ingenio cervecero, la búsqueda de la calidad en las birras, el equilibrio en los gastos, salir a buscar las materias primas donde sea que estén, planificar una y mil veces las producciones en nuestras fábricas para ajustarnos a la realidad de la guerra que vivimos. También pelear para que las grandes asociaciones nos representen.
¿Algo más? Sí, seguir con el optimismo de que el mercado mundial se estabilizará. Asistir al BBF 2021, presencial de nuevo y disfrutar de la experiencia compartida. Allí estaremos este año con dos grifos para nuestra gama sin alcohol, Celestial Sin. Ojo, a éste y a cuantos eventos cerveceros podamos, porque es una manera excelente de enseñar al mundo nuestro trabajo y de aprender. Y de compadrear y comadrear un poco, por supuesto.
Podemos afrontar el 2022 sabiendo que no nos faltan ganas, que nos gusta lo que hacemos y que allá vamos, de cabeza a seguir intentándolo para que la cerveza artesana continúe ganando adeptos y prestigio. Pero fácil, lo que se dice fácil, no va a ser.