En los últimos años, el club de cervezas trapenses llegó a ser de doce, con sello propio, aunque hoy estamos de luto por la pérdida de una de las seis belgas: Achelse Trappist.
Achelse Trappist: La cerveza trapense está de luto
La que en su día fuese trapense, Achelse Trappist, hoy ha dejado de serlo debido a la marcha del último hermano de la abadía Notre-Dame de Saint-Benoît de Achel. La cerveza belga ya no podrá lucir el archiconocido sello hexagonal que indica si una cerveza es trapense. Ahora, Achelse Trappist lucirá el escudo de armas de Achel.
El hecho de que el último hermano abandonara la abadía para trasladarse a la abadía de Westmalle, hace unos meses, obliga a la cerveza quitar su categoría de trapense. Recordemos que deben cumplirse una serie de requisitos para poder llevar el sello:
- El producto debe elaborarse dentro de los muros o las proximidades de la abadía.
- Los ingresos serán usados para el sustento de los monjes y para el mantenimiento del monasterio. Los beneficios que sobren se habrán de donar a obras sociales.
- La producción ha de estar supervisada por la comunidad monástica, y la operación debe estar subordinada al monasterio y la cultura monástica.
Es a causa de este último punto por el que Achelse Trappist no puede llevar ya sello de trapense. Ya no existe una comunidad viva en Achel. No obstante, aún podrá seguir llamándose así, sólo que no le acompañará el logotipo.
¿El ocaso de la orden trapense?
Sin duda, algo está pasando en la comunidad trapense, donde cada vez hay menos incorporaciones dentro de esta Orden. Durante décadas, ha ido decreciendo el número de nuevos hermanos y los pocos que van quedando se están jubilando. Actualmente se estima que sólo quedan alrededor de cien monjes en Bélgica, lo que pone en riesgo la continuidad de algunas abadías y por lo tanto, peligra la producción de cervezas trapenses, que podrían llegar a extinguirse junto con la Orden de la Trapa.
La receta de Achelse Trappist sigue intacta, sí, pero algo se ha perdido de esa magia que le aporta el sello trapista, que nos garantiza que un monje acompaña todo el proceso de elaboración. Quien busque una cerveza con denominación trapense ya no podrá hacerlo con esta Achelse Trappist, pero sí que es cierto que aún quedan algunas en el mercado, y que pasarán a ser piezas de coleccionismo.
Es posible que un milagro nos traiga nuevos monjes que continúen con la tradición, así que… oremos cerveceros, ¡salud!