Aunque aún puede sonar un poco extraño, muchas variedades de cerveza resultan perfectas para acompañar y ensalzar deliciosas propuestas dulces
Maridaje de postres y cervezas
En la gastronomía hay parejas consagradas. Combinaciones perfectas que, como ocurre en los matrimonios bien avenidos, saben sacar lo mejor cada uno. Pero esta unión íntima y armónica no siempre está en lo tradicional, y el idilio surge cuando menos lo esperas. Eso es lo que ha ocurrido desde hace unos años con la cerveza, protagonista en los aperitivos pero gran ausente durante décadas en las propuestas de más enjundia.
El sinfín de matices, percepciones y aromas de una de las bebidas fermentadas más antiguas de la humanidad, la han convertido por méritos propios en la compañera perfecta de numerosos platos, desde los más convencionales a los más rompedores.
¿Cómo debemos combinarlos?
La norma básica es la de dejarse llevar por la intuición y mantener el paladar abierto. Pero más allá de los gustos personales, los expertos plantean una serie de objetivos a la hora de realizar las combinaciones.
El primero es que los sabores de la bebida no sobresalgan sobre los de la comida, y viceversa. Un equilibrio en el que los matices se complementen de manera agradable, sin excesos de protagonismo. La cerveza puede equilibrar el sabor o el aroma más potente del plato, o alinearse con su frescura y ligereza.
No obstante, no existe una fórmula única, en muchas ocasiones son contrastes de polos opuestos los que mejoran la propuesta. Eso sí, siempre que la pugna acabe en empate y, el éxito definitivo, en sonrisa de satisfacción.
Cuando el maridaje es con los postres
Aunque lo primero que suele venir a la cabeza al pensar en una bebida que acompañe los postres son vinos dulces o licores, muchas variedades de cerveza son perfectas para este momento de la comida.
Como explican los expertos, a la hora de elegir la cerveza hay que tener en cuenta que mientras se va comiendo el plato dulce, la cerveza va perdiendo intensidad. Por eso lo mejor es optar por sabores penetrantes que tengan su propio protagonismo.
También hay que tener en cuenta que la cantidad de azúcar que contenga el plato, influye en la percepción del sabor de la bebida. De este modo, una buena pauta es seleccionar cervezas que sean igual o más dulces que el postre para que no se perciban secas y ni predominen aspectos como la acidez, la amargura y el alcohol, que enmascaren la experiencia.
¿Qué cervezas maridan mejor con postres?
Vanilla Black Velvet
Se trata de una colaboración de La Quince con Guineu. Esta birra estilo Russian Imperial Stout, tiene mucho cuerpo y un intenso sabor que, sin embargo, resulta aterciopelado en boca.
Pese a ser una Stout y haciendo honor a su nombre, predomina el gusto a vainilla, de vaina de Madagascar, sobre tostados, cacao y notas de café. Es importante servirla a una temperatura de entre 10º y 15º.
Sus 9,5% grados de alcohol la convierten en buena compañera para platos consistentes, como tartas o postres de chocolate.
Alhambra Roja
Esta variedad ‘especial’ de Alhambra está totalmente instaurada en nuestros paladares y neveras.
Rica en matices y sabores, la roja granadina se inspira en las recetas del estilo Bock Tradicional y Red Ale, logrando ese sabor dulce, tostado y estimulante. Por eso, aunque la hemos seleccionado para acompañar postres por su riqueza, ofrece un amplio abanico de opciones de maridaje.
La recomendación es que se sirva entre los 6-8 ºC, aunque atemperada gana en aromas y matices.
Como es habitual en este tipo de cervezas, tiene una graduación moderadamente alta, 7,2% vol.
A la hora de combinarla, te proponemos que pruebes con una tabla de quesos, al más puro estilo francés, con variedades internacionales como el gorgonzola dulce, camembert, o un Idiazábal ahumado.
Samuel Smith Taddy Porter
En esta cerveza inglesa de 5% de alcohol predomina el aroma a malta tostada y sabores de café y chocolate. También son notables los matices de frutos secos, caramelo e incluso, para los paladares más trabajados, pimienta.
Como buena Porter, su color es marrón oscuro, con reflejos rojizos y espuma cremosa y consistente.
La apuesta segura para acompañarla son postres cremosos de chocolate, tipo coulant, mousse o brownie. También pueden irle bien los dulces de almendra y avellana.
La Duchesse de Bourgogne
De estilo Sour Rojo, se trata de una cerveza dulce y afrutada, con un gusto agradable y fresco que aportan las maltas torrefactas y lúpulos poco amargos que se emplean en su elaboración. Como particularidad, tiene una fermentación mixta, y tras la principal y la secundaria, madura varios meses en cubas troncónicas. Esto hace que los taninos de la madera de roble aporten su característico sabor y una graduación de 6,2 % del alcohol.
Combina bien con postres de frutos rojos, como un tiramisú, birramisú o panacota.
Lignito Milk
Esta joyita aragonesa y artesana de Ordio Minero es una Sweet Stout de 8,5% de alcohol.
Aunque de sabor cercano a la Lignito, primogénita de la fábrica, tiene dos particularidades. Por un lado se trata de una cerveza negra con un importante fondo torrefacto. Y por otro, como anticipa su ‘apellido’, contiene lactosa, añadida en el proceso de preparación de la receta.
Esto le confiere un curioso un sabor dulce de café que anima a acompañarla con numerosos postres, incluyendo helados o incluso crepes variados.
Alhambra Baltic Porter
Reinterpretado del estilo Baltic Porter, la nueva ‘Lenta’ de Alhambra sustituye la levadura Ale por la Lager y se madura en frío.
El resultado de Alhambra Baltic Porter es una cerveza compleja, de aroma ahumado y sabor maltoso, con notas tostadas a café y chocolate. También se percibe el gusto a frutas pasas y melaza.
Pese a esa variedad de sabores intensos, resulta muy gustosa y agradable, perfecta para tomarse su tiempo disfrutándola.
Con 7.8% grados de alcohol, lo ideal es beberla a una temperatura de entre 10-14 º y acompañarla de postres cremosos caramelizados como el tiramisú, el arroz con leche o con toque de chocolate ligero.
En cualquier caso, lo realmente interesante y divertido de los maridajes es probar y encontrar las combinaciones apropiadas para cada momento, sin más regla que la de disfrutar de los placeres de la comida y la bebida en buena compañía. ¿Qué más se puede pedir?