No es ningún secreto que el lúpulo es uno de los ingredientes imprescindibles en la elaboración de la cerveza. Sin él, nuestras creaciones carecerían del aroma y sabor tan característico de la cerveza artesanal. Recordemos que las cervezas que no utilizan lúpulos son las Gruit.
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Los lúpulos
Lo curioso de los lúpulos es que existen diversas variedades y familias según el lugar de donde provengan. Cada una de ellas, cuenta con unas características distintas y aportará un cuerpo y sabor diferenciado al resultado.
La razón de que esto ocurra es que ni el sol ni el compuesto del terreno es igual en todos los lugares del mundo. Por ejemplo, la cantidad de humedad, los minerales de la tierra o las horas de sol son variables que afectarán a su sabor final de las cervezas.
Las 4 grandes familias
En este sentido, podríamos clasificar los lúpulos en cuatro grandes familias dependiendo de su lugar de procedencia:
Americano
Tal y como nos indica su nombre, esta variedad de lúpulos proviene del continente americano. Se caracteriza por sus notas cítricas y su color verdoso llamativo. La mayoría de cervezas artesanales de Estados Unidos son producidas con esta variedad.
Viejo Mundo
En este caso, estaríamos hablando de lúpulos provenientes de Europa, también conocido como el viejo continente. Aunque dentro de esta familia hay diversas variedades, podemos encontrar especímenes más florales, especiados o herbales.
Nuevo Mundo
Este fue el nombre que se le designó a los lúpulos cultivados en los países descubiertos y colonizados entre los siglos XVI y XIX. Obviamente, existen muchas variedades con distintos sabores, aunque los más conocidos son los que aportan notas frutales y tropicales a la cerveza.
Saaz o nobles
También con un origen europeo, estos lúpulos son conocidos por aportar notas florales y especiadas a la elaboración de cerveza artesanal.