Arriaca, una historia de trabajo, compromiso y un objetivo: duplicar la producción

por | Arriaca, Entrevistas, Extra, Maestros cerveceros

La cervecera arriacense asume la complicada situación actual con optimismo y con el afán de seguir ofreciendo su mejor producto, apoyados en la técnica y el esfuerzo diario

 

El camino de la cerveza artesana en España, aunque aún por recorrer, está cimentado por empresas que han apostado por este producto del que hace unos años nadie sabía prácticamente nada. Empresas valientes -por no decir locas-, comprometidas con los consumidores, el producto y con otra forma de hacer las cosas.

Una de ellas es sin duda Arriaca. Esta cervecera arriacense -de donde toma su nombre- lleva seis años jalonando de pequeñas victorias el sector artesanal español con ejemplos como ser la primera marca del país en apostar por la lata como formato de distribución de tres de sus variedades, estela que han seguido muchas compañías craft.

Año tras año y paso tras paso, Arriaca ha ido creciendo y afianzando su posición, hasta convertirse en 2019 en la cervecera independiente con mayor producción del país. Un liderazgo que, incluso en periodo de pandemia, se perfila similar para 2020.

 

Arriaca, una historia de trabajo, compromiso y un objetivo: duplicar la producción - Loopulo

 

Respecto a las claves de este éxito, en la empresa lo tienen claro: no hay secretos. «Solamente trabajo, mucho esfuerzo y la búsqueda continua de mejora», explica José Ángel Santiago, maestro cervecero de Cervezas Arriaca. Esta es sin duda una de las características más identificativa de la empresa, que se apoya en la investigación en su proceso productivo, apostando por el correcto análisis de la cerveza y el control de la misma a lo largo de todas sus fases, desde la entrada del grano hasta que sale el palé con el producto terminado por la puerta. Un afán convertido en obsesión por controlar el producto en todo lo que está en su mano.

Esta trazabilidad, además de beneficiar en otros factores, repercute directamente en la repetibilidad de los lotes. «Se trata de que la cerveza sea la misma en cada ocasión. Que tenga los mismos parámetros y siempre le sepa igual al consumidor», subraya Santiago.

Para conseguir este objetivo, Arriaca ha apostado por la implementación de nuevos equipos y tecnología que permite lotes «estables e iguales», con independencia de la fecha de elaboración y con fidelidad a la receta original.

Un funcionamiento similar al de las grandes cerveceras en el que, no obstante, no se renuncia al empleo de productos naturales y un proceso de elaboración ‘artesano’. Para ello procuran que los cuatro elementos que entran en juego a la hora de elaborar una cerveza sean siempre de la máxima calidad posible. También imponen un control estricto a esta materia prima, desde el análisis de las maltas para adaptarlas a cada receta, al control del agua, la selección de los lotes de lúpulos o el empleo de las diferentes levaduras. Todo ello con unos equipos y sistemas que controlan lo que está ocurriendo en cada momento. «Esto te permite que, si algo se desvía en cualquier punto de la elaboración, pueda corregirse y actuar in situ, sobre la marcha y sin que afecte al producto».

 

 

En relación al agua, desde Arriaca recuerdan que se trata de un elemento que juega un papel «esencial» en la consecución del producto final. Y, en este caso, la cervecera cuenta con un líquido elemento de extrema calidad procedente de la Sierra Norte de Guadalajara y que, aun siendo excelente, acondicionan y homogeneizan en su nueva planta de tratamiento para pulir las pequeñas variaciones estacionales que pueden darse.

Es por ello que desde la cervecera han cambiado la extracción del agua a lo largo del último año para asegurar, precisamente, que sea siempre igual. «Se filtra, se limpia, se le elimina todo aquello que no es bueno para la cerveza y conseguimos un agua exactamente igual en cada ocasión que, dependiendo del tipo de cerveza que elaboremos, se adapta a la receta», matiza el maestro cervecero.

Igualmente han adquirido una nueva enlatadora que minimiza el oxígeno en el envasado, evitando los efectos negativos del mismo en el producto. Además, insisten, «se controlan los parámetros en todos los procesos».

 

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Crecer para afianzarse

Arriaca acaba de hacer una tercera ampliación de sus instalaciones de Yunquera de Henares, gracias a la cual duplica su capacidad de producción. Esta ampliación les permitiría hacer hasta dos millones de litros en un año gracias sus fermentadores, que permiten elaborar 100.000 litros de manera simultánea.

En un primer estado de su plan estratégico para los próximos años, la empresa se marca alcanzar la producción de un millón de litros al año en el corto plazo, y una vez que, claro, se deje atrás el lastre de la pandemia que tanto está afectando al sector. Y en un segundo estadio, más a medio plazo, poder llegar a esa cifra de los dos millones de litros anuales que permite la capacidad actual productiva. No obstante, en Arriaca también son conscientes de que ese camino, como el de tantas cerveceras y otras empresas sectoriales, vendrá condicionado por la evolución de la actual crisis sanitaria y económica.

Respecto a las variedades, aunque siempre trabajan en propuestas nuevas, la estrategia de Arriaca pasa por centrarse en un portfolio estable, compuesto en la actualidad por nueve cervezas, que abarca los gustos de una amplia gama de consumidores.

 

Arriaca, una historia de trabajo, compromiso y un objetivo: duplicar la producción - Loopulo

 

«A diferencia de otros modelos de negocio en las craft que buscan la novedad constante, hemos apostado por una gama constante, accesible y muy trabajada, que destaca por su bebibilidad y por estar al alcance de cualquiera», incide el experto de la firma.

Respecto a cómo están viviendo estos complicados momentos, reconocen que ha sido un duro golpe para todos y «un misil al centro de flotación del sector, que es la hostelería». A pesar de eso, Arriaca no depende completamente del canal Horeca, ya que cuenta con otras vías de distribución a través de grandes superficies comerciales. Esto les ha permitido capear este desastre de una forma distinta y, hasta la fecha, pese a no poder cumplir con los objetivos, están «salvando los muebles» manteniendo la plantilla completa, algo de lo que están muy orgullosos. «Son épocas en las que hay que mantenerse, pero dentro de lo malo podemos seguir adelante y esperamos que esto pase pronto, porque nos afecta a todos».

Pese a tener experiencia exportadora a diferentes países como Francia, Dinamarca, Portugal o China, la empresa considera que la fortaleza de una marca comienza por ‘su zona’, que en este caso, además de su Guadalajara natal, incluye todo el territorio español. «Si quieres hacerte un nombre, empieza por tu casa y luego ya sal fuera. A nosotros nos queda un camino largo para que el nombre de Arriaca sea suficiente carta de presentación. Y en esas estamos», confiesa Santiago.

De nuevo no hay secretos. Ese es el reto, seguir mejorando y creciendo, llegar a más sitios y difundir la cultura cervecera. «La cerveza se mejora todos los días, si no es en la producción, es en el coste. Porque no hay que olvidar que la cerveza es cerveza, y siempre tiene que ser algo accesible».

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