El confinamiento nos está obligando a ese tiempo extra que podemos emplear para disfrutar de nuestra afición ‘al otro lado de la barra’. ¿Te apuntas?
Si algo nos ha dado el maldito Covid-19 ha sido tiempo para estar en casa. En estas casi seis semanas de confinamiento hemos podido ordenar los armarios, cambiar las cortinas y poner al día esas tareas que siempre quedan pendientes.
Pero si eres de esos que decides hacer algo más productivo que el viralizado pan instagramero (con todas sus variantes), te proponemos que te animes utilizando similares ingredientes a cocinar algo más divertido: cerveza casera.
✅ Guía y consejos para elaborar cerveza en casa
Para ello no te dejamos solo/a, te ofrecemos esta pequeña guía y los consejos para elaborar cerveza de grandes maestros cerveceros como Judit Cartex (Garage Beer), Arán León (La Pirata), Silvia de Tomás Ayllón (2Broders), Juan Navarro (Cruzcampo) y Pablo Rosas (Rosas de Málaga). ¿Aceptas el challenge?
☝️ ¿Qué necesitamos para hacer cerveza en casa?
Lo primero que hay que saber antes de fabricar cerveza casera es que todo el mundo puede hacerlo. Solo es necesario contar con cuatro ingredientes básicos: herramientas (olla grande, cuba de filtrado, licuadora, termómetro, densímetro y botellas), materia prima (agua, cebada, lúpulo y levadura), paciencia y muchas ganas.
Respecto a los utensilios, en Internet podemos encontrar kits desde 30 euros. Estos paquetes incluyen recetas, fórmulas e instrucciones para hacer habitualmente 20 litros de cerveza. A partir de ahí depende de la sofisticación que queramos darle al proceso, la calidad y el número de litros que nos animemos a elaborar.
👌 ¿Qué tipo de cerveza deberíamos elaborar?
Para iniciarse lo más sencillo es optar por una cerveza tipo Ale, puesto que no precisa un equipo de frío para la fermentación.
Como explica Judit Cartex: «Todo el mundo que le gusta la cerveza debería hacer la suya en casa por lo menos una vez, porque es muy divertido. Requiere mucha concentración y es largo, pero es muy chulo porque siempre te vas a poder beber lo que haces y hace mucha ilusión».
Si se opta por el kit, para llegar a buen puerto solo es necesario seguir al pie de la letra las instrucciones que especifica el fabricante en cuanto al proceso. En este sentido, la maestra admite: «Es fácil si se hace paso a paso. La cosa es que para hacer 30 litros van a emplear el mismo tiempo que yo para hacer 4.000. Pero eso también es bueno, porque cuando vuelvan al bar comprenderán que una pinta valga 5 euros». Por su parte, Silvia de Tomás aconseja: «Lo mejor es empezar con un estilo de cerveza sencillo antes de agregar frutas o especias, que es muy bonito, pero considero que es mejor hacer algo simple pero correcto para poder aprender mucho más sobre procesos y tiempos, antes de dar el salto a la creatividad. Es como querer correr antes de aprender a caminar».
➡️ Guía básica para elaborar cerveza artesana
El proceso es sencillo. Muy resumidamente diríamos que se diluye en mosto en agua, se hierve, se añaden los lúpulos, se enfría, se añade la levadura y se vuelca en el fermentador. Luego se echa una pequeña cantidad de azúcar para generar carbónico, se embotella, se cierra y listo. Una vez embotellada, el tiempo de maduración va de cinco a treinta días, recordando que no conviene dejarla mucho más porque está sin pasteurizar.
✔ La higiene y la seguridad
Como explica Pablo Rosas, el primer paso siempre es asegurar la higiene en todos los útiles e instrumentos que se usen. «Es imprescindible el lavado previo con agua y jabón de todo (cubos, cucharas, instrumentos de medida, coladores, etc.). Ya limpio, lo ideal sería emplear desinfectante a base de peróxidos para completar esta fase». A la limpieza de los elementos debe sumarse la propia a través de mano y todo lo que vaya a estar con contacto con el proceso. «Limpiarse muy bien las manos y usar mascarillas en los momentos indicados es absolutamente imprescindible. También es importante no olvidar la seguridad. Estamos trabajando a altas temperaturas y con fuego directo, así que aunque sea en casa hay que garantizar nuestro bienestar», confirma la maestra de 2 Brothers.
✔ La malta
Después, para comenzar el cocinado, malteamos la cebada o el cereal que hayamos elegido, cuanto más fresco, mejor. Hay que recordar que malta es el nombre que reciben los granos de cereal germinados y tostados. Se trituran estas semillas en la licuadora y se mezclan con agua sin cloro a 62-72 ºC de temperatura, removiendo durante 90 minutos. «Tener un control de temperatura a lo largo de todo el proceso es muy importante a la hora de hacer cerveza», subraya de Tomás.
✔ El agua
En relación al agua, Rosas advierte: «Lo ideal es emplear agua de mineralización débil. Es neutra en sabor y también permite adaptarla a los perfiles de ciertas zonas para hacer recetas de una región en concreto (para los cerveceros más avanzados). Hay calculadoras gratuitas que ayudan a conocer esos perfiles y a saber qué cantidad de gramos hay que añadir de las sales comerciales disponibles para trabajar el agua respecto al volumen de cerveza a elaborar».
✔ El filtrado
Al final de la maceración hay que filtrar el producto resultante para separar el bagazo (restos sólidos) del mosto. Para garantizar un filtrado correcto, deberíamos hacer circular el líquido al menos tres veces por la cuba.
✔ El lúpulo
En este paso entra en escena el lúpulo, responsable del característico aroma y sabor de la cerveza. Antes de sumarlo al mosto, es conveniente diluirlo en un poco de agua caliente. Luego, una vez mezclado con el mosto cervecero, hay que hervir el conjunto durante unas dos horas, añadiendo poco a poco hasta un litro de agua, para compensar la que se pierda por evaporación. Esta etapa del proceso es clave, porque es cuando se define el sabor, aroma y color que tendrá la cerveza.
«Para la cantidad de lúpulo a añadir existen calculadoras para saber el amargor que vamos a aportar. En el caso de aroma… nunca te pasarás añadiendo lúpulo si quieres disfrutar de esos aromas frutales, resinosos y especiados», explica Rosas.
Los paquetes deben venir con indicaciones de composición de cada lúpulo: Variedad, cosecha, porcentaje de alfa-ácidos (amargor). «Son ‘indicios’ de su composición que ayudan a la receta, pero va a depender de su conservación y hasta que están en nuestro poder… no podemos estar seguros», desvela el maestro cervecero de Rosas.
✔ La levadura
Posteriormente agregamos la levadura que convertirá el mosto en cerveza. En este punto Rosas recuerda: «Es el momento de la levadura y hay que dejarle tiempo para que trabaje y que lo haga en condiciones».
Los maestros coinciden en que lo principal en esta fase es mantener la temperatura lo más estable posible entre los 18 y 22º C, insistimos, si estamos cocinando cervezas tipo Ale.
✔ La fermentación
El recipiente debe dejarse tapado, para evitar la contaminación con otras bacterias que pudieran alterar el proceso (causantes de los fallos organilépticos más comunes), pero no sellado, pues la acumulación de dióxido de carbono y otros gases generaría cambios de presión que podrían causar una explosión.
Tras comprobar con el densímetro que la fermentación ha finalizado, se añade el azúcar a la mezcla, y cuando ha reposado se embotella.
✔ Embotellado
Al igual que en el resto del proceso, es imprescindible asegurar una higiene exquisita en las botellas, que se deben dejar en un sitio oscuro y fresco, con una temperatura estable de entre 15 y 18º C.
El proceso de carbonatación tarda dos semanas, aunque si se deja que la cerveza madure un par de semanas más, el sabor puede mejorar.
✔ Elaborar cervezas más extremas
Y cuando todo esto se tiene superado, Arán León anima a dar un paso más: «Yo le aconsejaría que se arriesgue a probar muchas cosas. A mí lo que más me gusta es probar ideas locas, porque se aprende mucho de eso. Buscar máximos de kilos que caben en el macerados y probar con ingredientes poco convencionales. Separar un mismo lote de 20 kilos, por ejemplo, en fermentaditos pequeños de cinco litros. Cuatro cervezas con cuatro levaduras distintas, porque ahí es donde vas a ver bien las capacidades organolépticas de cada levadura. Se aprende mucho y es divertidísimo».
✔ La importancia de una buena formación
Para quienes quieran seguir adentrándose en el maravilloso mundo de la cerveza casera, Juan Navarro recuerda la importancia de la formación: «Para seguir creciendo como homebrewer lo primero que tiene que hacer es formarse, tener mucho cuidado a la hora de probar levadura y de sembrar la cerveza, y sobre todo tener interés y ganas de explorar nuevas cosas».
El maestro de Cruzcampo anima a los interesados a no rendirse ante la adversidad: «Si la primera sale mal, ¡a por la segunda! Todos hemos empezado así». Y es que todos los maestros cerveceros a los que hemos consultado, comenzaron como homebrewers.
Y aunque en principio es complicado que podamos envenenar a nadie al elaborar cerveza gracias a elementos como el carbónico, el alcohol y el lúpulo, conservantes naturales que alejan a las bacterias, desde el equipo de Loopulo os dejamos un último consejo propio: si huele mal, bajad al súper.