El bar belga donde cambian ZAPATOS POR CERVEZAS

por | Cervezas belgas, Conocer

Bélgica es conocido por sus fantásticas cervezas, además de su chocolate, por supuesto. En este país europeo está minado de abadías que continúan elaborando la cerveza de manera tradicional y artesana. Pero en este artículo no vamos a hablar sobre las cervezas belgas en sí, hablaremos sobre un curioso bar que intercambia cervezas por zapatos.

Bélgica y su problema con las jarras

En Bélgica, si alguna vez estuviste en este país tan maravilloso, sabrás que las cerveceras belgas tienen sus propios vasos personalizados. Es por ello que muchos turistas, amantes de la cerveza, acaban robando algún que otro vaso. 

Por supuesto, estos vasos no son gratis, y para las cerveceras belgas tiene su coste. Perder vasos por cada turista que frecuenta sus bares supone un coste adicional que no contemplan en los precios de las cervezas que venden.

Es por ello que los establecimientos tienen que buscar remedios para solventar estas pérdidas. 

Zapatos por cervezas

Una de las medidas más originales y prácticas es la de los zapatos por cervezas. La cervecería que ha ideado este plan se llama Dulle Griet, ubicado en la ciudad de Gante. La cervecería de los zapatos está regentada por Alex Devriendt. El diario británico The Guardian recogió las declaraciones de Devriendt donde advierte:

“Cualquiera que beba nuestra cerveza de la casa debe entregar sus zapatos”

“Luego colocamos los zapatos en una cesta que levantamos contra el techo. Se ha convertido en una atracción, pero para nosotros sigue siendo una garantía. Las jarras son bastante caras porque las hemos hecho especialmente”

Antiguamente, la cervecería belga Dulle Griet, tenían que hacer inventario de todas las jarras porque “los turistas quieren un recuerdo, les da igual”.

Otro tipo de medidas 

Pero Dulle Griet no es la única que ha tomado medidas en el asunto, existe otra de Brujas, aunque no es tan original ni barato como el de los zapatos.

La cervecería belga de Philip Maes tomo la medida de ponerle una alarma por cada jarra que tienen. Según el propietario,

«Perdemos al menos 4.000 jarras al año»

Y es que, según continúa Maes, irónicamente: 

«Por alguna razón los clientes piensan que cuando pagan por algo para beber reciben el vaso como regalo.”

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