La cervecería trapense Rochefort han ganado la batalla legal contra Lhoist, una de las principales empresas productoras de cal a nivel mundial. Una contienda de mil millones de euros en el que la cervecera belga se jugaba uno de sus principales ingredientes, pilar de la elaboración de su cerveza: el agua.
La cervecería trapense Rochefort gana su primer asalto en su batalla legal
Lhoist pretendía profundizar su cantera cerca del monasterio y redirigir el manantial Tridaine usado durante siglos como fuente de agua de Brasserie de Rochefort. Los monjes de Notre-Dame de Saint-Rémy temían que esto pudiera poner en peligro la pureza del agua, cambiando el sabor de su célebre cerveza, intacta durante siglos.
El tribunal de apelación de Lieja se ha pronunciado contra la empresa Lhoist, alegando que, a pesar de ser propietario de la cantera y por consiguiente del manantial, no puede acogerse al derecho de extraer o desviar parcial o totalmente el agua que abastece a la abadía. Con esta sentencia, la disputa legal llega a su fin tras casi diez años, siempre y cuando Lhoist no apele ante el tribunal de casación. Por ello, se ha puesto en marcha una petición dirigida a los amantes de la cerveza reclamando que cesen los intentos de perjudicar a Rochefort. En este enlace puedes firmar la petición: http://chng.it/qzXCGFFhgK
La primera evidencia documentada de la fábrica de cerveza del monasterio junto al manantial data de 1595. Se ha demostrado que la fábrica ha utilizado el agua del manantial desde al menos 1797, y desde 1899 se ha elaborado su cerveza en el edificio actual. La abadía trapense de Notre-Dame de Saint-Rémy Rochefort existe desde 1887. Antes hubo monasterios cistercienses en el mismo lugar, primero desde 1230 la rama femenina y desde 1464 la rama masculina.
El sello oficial
Los monjes trapenses son conocidos por sus cervezas. Seis de ellos están ubicados en Bélgica, dos en los Países Bajos y uno en Austria, EE. UU., Italia y Reino Unido. Estas últimas se han abierto en la última década a raíz del movimiento de la cerveza artesanal y el resurgimiento de la elaboración trapense.
Recientemente, Bélgica ha perdido una de sus cervecerías trapenses oficiales. La razón es la falta de monjes en la abadía de San Benito, en el municipio belga de Hamont-Achel en Limburgo. El año pasado se fue el último monje. Eso no significa que Achel Brouwerij, que es la más pequeña de las cervecerías trapenses, haya dejado de elaborar cerveza. La abadía, y por tanto la fábrica de cerveza pertenece a la Abadía de Westmalle, una de las cervecerías trapenses más conocidas del mundo.
La cerveza ya no es un Auténtico Producto Trapense, ya que las estrictas regulaciones exigen que la producción sea supervisada por los monjes trapenses. En su caso, esto ya no es posible, sin embargo las cervezas trapenses llevan años en auge. La pandemia del coronavirus incluso intensificó la tendencia al consumo de estos elixires. Con sus capacidades limitadas, los monjes son casi incapaces de satisfacer la demanda de su público.
Rochefort cuenta con cuatro cervezas: Rochefort 10 de 11.3%; la Rochefort 8, 9.2%; Rochefort 6, 7.5%; y su triple extra de 8.1%. Esperemos que el agua para la elaboración de esta cerveza permanezca intacta. ¡Salud!