La fábrica de Ambar, además de ser un referente en el industrial español, es una de las factorías más antiguas del país
La Zaragozana, 120 años de apuesta por la innovación cervecera
Dicen que más se perdió en Cuba, pero toda pérdida es también una ganancia. Y en el caso de España, ese momento histórico propició el nacimiento de una de las cerveceras industriales más innovadoras del mercado español, con mayor número de variedades y un compromiso con la calidad desde sus orígenes, hace más de un siglo. Estamos hablando de La Zaragozana.
Nacida como Fábrica de Cerveza, Malta y Hielo hace 120 años, La Zaragozana es una de las fábricas de cervezas más antiguas del país.
Su fundación comenzó a gestarse en 1898 cuando, debido a la pérdida de las colonias americanas y el declive del azúcar de caña, el cultivo de remolacha azucarera aumentó exponencialmente y dio lugar a un intercambio cultural con los países centroeuropeos, entre ellos Alemania, para comprar máquinas con la tecnología necesaria para transformar este tubérculo.
Esto propició que los empresarios españoles conocieran el proceso de elaboración de la cerveza, la bebida estrella de esta zona, para cuya elaboración se necesitaba un ingrediente que se cultivaba en abundancia en las orillas del Ebro, la cebada. Esos años fueron excepcionales para la producción de este cereal en Zaragoza, no solo por la cantidad sino por la calidad. Es por eso que un grupo de amigos influyentes de Aragón, entre los que se encontraba el alcalde de Zaragoza, Ladislao Goizueta, vieron en la fabricación de cerveza una salida a la abundante cebada que se cultivaba y un negocio interesante.
Y con el nuevo siglo, nace La Zaragozana
Un par de años más tarde, el 10 de julio de 1900, la compañía comenzaba su actividad con Goizueta como presidente.
La fábrica, ubicada en el histórico barrio zaragozano de San José, se diseñó bajo las órdenes del ingeniero Antonio Mayandía, que en aquel tiempo viajó al país germano a conocer las factorías que le sirvieron de inspiración con un estilo sobrio que se ha convertido en uno de los últimos resquicios del patrimonio industrial aragonés. Como maestro cervecero contrataron al alemán Charles Schlaffer, el encargado de gestar dos variedades de la cerveza que, unos años más tarde, pasó a llamarse Ambar: una ‘rubia’ tipo Pilsen, y otra ‘negra’ estilo Dunkel.
La Zaragozana, Ambar y la modernización de España
La evolución de la cervecera fue de la mano de la propia modernización del país. A comienzos de siglo la cerveza se comercializaba y distribuía en toneles de madera y botellas sopladas artesanalmente, con tapón de corcho y etiquetas de papel de impresión muy rústica. Como explican diversas fuentes, este producto se transportaba desde la fábrica a los establecimientos de ventas en carros arrastrados por caballerías que pronto se convirtieron en una referencia. No en vano, la imagen de los caballos y la carreta llena de toneles fue un emblema de la firma y, por mucho tiempo, una estampa familiar en las calles y plazas de Zaragoza.
La fábrica vivió una intensa modernización durante las siguientes décadas. En 1922 apareció la chapa como modo de cierre. La mejora en la fabricación del vidrio optimizó el envasado en botellas, y La Zaragozana comenzó a comercializar estos envases serigrafiados, que se consumían también en casa.
Durante los años de posguerra, como el resto de cerveceras del país, La Zaragozana sufrió la escasez de materia prima, especialmente cebada, por lo que tuvo que importar este producto de Rusia y Oriente Medio para poder mantener algo de producción. Mientras, como producto complementario, elaboraba y distribuía barras de hielo.
En 1970 se puso en marcha una nueva planta embotelladora con maquinaria totalmente automatizada, pasteurizadores y etiquetadoras de gran velocidad. Y unos años más tardes se incorporan los primeros tanques verticales de gran capacidad. Como curiosidad, estos depósitos son actualmente el soporte de la obra artística de Miquel Wert ‘Gigantes cerveceros’, que rinde homenaje a los primeros trabajadores de la firma.
Bebinter, el nuevo centro de distribución logística
Con los años y el desarrollo urbanístico, la fábrica quedó absorbida por la ciudad. Es por ello que en 1985 comenzó la construcción de un nuevo centro de distribución logística (Bebinter). A este le siguió un centro productivo situado en el periférico barrio de La Cartuja cuya construcción ha durado más de una década, ya que comenzó en 2006 y ha finalizado este año.
Estas nuevas instalaciones ocupan 86.000 metros cuadrados y cuentan con un equipamiento de vanguardia y una tecnología que apuesta por la eficiencia energética y la reducción del consumo de agua, garantizando una producción más respetuosa con el medioambiente. La nueva factoría cuenta también con un ecosistema circular que busca el máximo aprovechamiento de todos los elementos de la producción.
Esto hace que Ambar cuente con el raro binomio de tener una de las fábricas más antiguas y otra de las más modernas del país.
Actualmente la fábrica primigenia de San José sigue siendo un lugar de encuentro para visitantes y alberga el museo de la marca.
Una historia llena de oros
A penas dos años después su nacimiento, en 1902, La Zaragozana obtuvo el «Diploma de Honor con Gran Medalla de Oro» en la Exposición Internacional de Londres, y algunos años más tarde lograría medallas de oro en las exposiciones de París y Madrid.
En 1908, en la Exposición Hispano-Francesa de Zaragoza, Ambar recibió la medalla de Oro a la calidad, y, en 2015 su variedad Ambar Export ganó una medalla de oro en el World Beer Challenge, que la reconocía como una de las mejores tostadas del mundo. Un año más tarde revalidó el título y se llevó cuatro medallas más.
No obstante, la firma cervecera obtuvo en 2018 el que sin duda es su reconocimiento más personal, la Medalla de Oro de Zaragoza. Un premio otorgado por la ciudad por «formar parte del patrimonio y ser uno de los símbolos más reconocibles de la capital aragonesa, de la que sus vecinos se sienten orgullosos».
Pioneros comprometidos con la calidad
Una de las características de Ambar es la gran variedad de cervezas que fabrican. Actualmente cuenta con 17 variedades, la gama española más amplia elaborada en una misma fábrica.
El buque insignia es sin duda Ambar Especial. Su original de color ambarino que hace honor a su nombre y amargor característico. Una cerveza en equilibrio con su cuerpo y con una graduación de 5,2 %. Como explican desde la empresa, su redondez ha sido recientemente reconocida con una medalla de oro del World Beer Challenge (2016) y el reconocimiento de “Best beer in Spain” en su categoría en los World Beer Award (2016).
Además, la cervecera ha sido pionera en la elaboración de numerosas propuestas, como la primera cerveza sin alcohol 0,0 en España (Ambar Sin), en 1976; o la primera nacional a base de trigo cultivado en el país (Ambar Caesaraugusta), en 2008.
También fabrica la única cerveza en España de fermentación a alta temperatura (Ambar 1900), y la única cerveza negra elaborada con azúcar de caña en Europa (Ambar Negra), con la receta original de Charles Schlaffer.
En suma a todo esto, se convirtieron en la primera cervecera del mundo en lanzar una variedad sin gluten y sin alcohol (Ambar Sin Gluten 0,0) en 2011.
Las Ambiciosas de Antonio Fumanal
Pero si algo caracteriza a esta empresa es su ambición cervecera, que se convirtió en bandera con el lanzamiento al mercado sus Ambiciosas, una colección de sus cervezas más independientes fruto de «la interpretación más personal de nuestro maestro cervecero, Antonio Fumanal, y elaboradas con los mejores ingredientes».
Se trata de una selección que ha ido creciendo año tras año. Sumando innovación, experiencia cervecera y reconocimiento internacional con propuestas como Picante, con cardamomo, bergamota, chile, miel y jengibre; Mari Castañas, con maltas braseadas a la leña de sarmiento y harina de castañas del Bierzo; Caerá esta breva, con higos; o Ambar Roja, con cereza ácida y levaduras salvajes, entre muchas otras.
Todo esto en 120 años. Los siguientes, ¿con qué nos sorprenderán?