Estamos ante un caso de lo más inusual: una cervecería pequeña compra una grande. Estamos ya tan acostumbrados a justamente lo contrario que el hecho de que una compañía pequeña adquiera una grande parece casi utópico.
De Leite compra la cervecería Paljas
Paljas es conocido por los amantes de la cerveza en Bélgica hoy como un referente, más allá de Leffe, Karmeliet y Duvel. La cerveza apareció en las noticias hace dos años después de que el presidente del partido político N-VA, Bart De Wever, llamara a su oponente Tom Van Grieken (Vlaams Belang) paljas (que viene a significar algo así como payaso), y le regalaran unas botellas con su correspondiente copa, delante de los periodistas y las cámaras, lo que hizo disparar sus ventas.
Paljas surgió de la mano Mathias Van den Poel en 2013, quien actualmente decidió venderla a Luc Vermeersch para centrarse en sus negocios de catering, aunque el precio de adquisición es secreto.
Luc elabora cervezas desde la década de 1990. Lo que empezó como un hobby, acabó convirtiéndose en una cervecería en 2008. Si bien De Leite elabora 1.000 hectolitros de cerveza cada año, Paljas elabora el triple. «Sueño con alcanzar pronto los 5.000 hectolitros de cerveza», dice Vermeersch. Si alcanza su objetivo, la cervecera se pondrá al nivel de producción que la cervecera trapense Westvleteren.
Vermeersch apunta a un gran avance entre el público en general. Según él, Paljas puede catapultar las cervezas De Leite y viceversa. «Las cervezas De Leite tienen su lugar la restauración más gourmet, y las Paljas se pueden encontrar en tiendas. Además, el hecho de que Paljas exporte dos tercios de su cerveza podría ayudar a De Leite, que sólo exporta la mitad a día de hoy». La compañía ya está desarrollando sus planes de expansión para la fábrica de cerveza.
Acerca De Leite
Luc Vermeersch es una gran amante de lo artesanal. De hecho, se instaló un horno de pan y una pequeña cervecería en su jardín. Se hizo con una máquina en Finlandia, en 1997, con la que elaborar 30 litros. El fabricante le hizo un curso introductorio en un fin de semana, por lo que necesitó estudiar mucho, por su cuenta, y elaborar innumerables recetas hasta que dio con la clave. Tras una década de elaboración casera, se formó profesionalmente y mientras lo hacía, Luc planeó instalar una fábrica de mayores dimensiones. En abril de 2008, se fundó la fábrica de cerveza De Leite.
Antes de terminar sus estudios sobre elaboración de cerveza, la primera instalación ya estaba montada. Llegó al edificio Helbig, donde el cervecero también era el gerente. La cervecería podría elaborar 500 litros de cerveza a la vez. En un día se hacía dos cocciones y así todos los meses durante tres años. A medida que la demanda de cervezas siguió aumentando, la fábrica de cerveza se amplió en diciembre de 2011.
Llegaron nuevos tanques en febrero de 2011: una olla de cocción de 6.000 litros, un tanque de filtrado de 9800 litros, un tanque de almacenamiento de agua y cerveza, que van desde 4000 a 10,000 litros.
En los años siguientes, la instalación se mejoró y amplió aún más: todos los tanques estaban conectados con tuberías fijas de acero inoxidable, una nueva caldera de 11.000 litros, parte del proceso de elaboración de la cerveza se ha automatizado, lo que significa que el macerado se puede realizar de forma completamente automática. Se incorporaron nuevos tanques de fermentación cilíndrico-cónicos de 8.000 litros.
En 2018, llega una nueva línea de embotellado. Antes de esto, las cervezas se transportaban en tanques a una planta embotelladora externa para ser embotelladas allí. Ahora tanto las botellas de 33 cl como las botellas grandes de champán de 75 cl se pueden embotellar a un ritmo de .5000 y 2.500 botellas por hora respectivamente.
En 2011, la cervecera pudo cumplir otro sueño. Trajo 14 barriles de vino de roble de 220L de amigos viticultores de la región de Médoc (Francia). El amor por las cervezas ácidas podría finalmente traducirse en una serie de ‘cuvée beers’ en la propia cervecería. Mientras tanto, la cervecería ya cuenta con 105 barricas y ocho foeders de madera que van desde los 4.000 a los 5.000 litros.
Desde hace varios años, Huggy’s Bar ha unido fuerzas con Brasserie C, famosa en el centro de Lieja. Con motivo de la reapertura del catering interior, quisieron marcar la diferencia ofreciendo una nueva cerveza con sabores sorprendentes.
La cerveza de bacon de Huggy’s Bar y Brasserie C
Aunque no siempre hace buen tiempo, el verano se acerca. Y eso, por supuesto, significa que es hora de desempolvar la parrilla. Y los belgas no serían belgas si no aprovechan esa oportunidad para tomar unas cervezas.
Por supuesto, pueden sacar una cerveza normal, pero para ser honesto, lo normal es simplemente normal, y tanto Bélgica como sus cervezas no lo son. Después de un año como 2020, quisieron ir un poco más lejos, y por lo tanto, la elección de la cerveza puede ser un poco más llamativa. Si deseas adaptar completamente su cerveza a su barbacoa, ahora puedes ir a la cadena de hamburguesas belga The Huggy’s Bar.
Después de varios intentos y algunas degustaciones, Brasserie C y Huggy’s Bar lograron su nueva cerveza. ¿El resultado? Una cerveza ligera, apenas un 6%, con olor a bacon y un sutil sabor ahumado. Solo usan bacon real, el mismo que para sus hamburguesas. Al principio temían que fuera grasiento y desagradable, pero no es así en absoluto.
«No todas nuestras hamburguesas tienen bacon, pero cuando agregas algunas lonchas, inmediatamente sube el nivel. Para mí, incluso mejoran. Así que pensamos que si con las hamburguesas funciona, por qué no iba a funcionar con la cerveza», comentaba Thomas Mémurlin, CEO de Huggy’s Bar.
«Esta cerveza puede maridar con cualquier hamburguesa, las que llevan bacon lo harán más protagonista y las que no, les dará un buen toque», aseguraba Mémurlin.
Una apuesta arriesgada
La cadena, que tiene sucursales en Bruselas, Namur, Lieja y Charleroi, ha unido fuerzas con la cervecería Brasserie C para elaborar una cerveza con bacon, el mismo que se usa en las hamburguesas de Huggy’s.
«Fue una apuesta arriesgada, pero como de costumbre, Brasserie C confió ciegamente en la idea. Estaban tan emocionados como nosotros por crear algo único», dijo Thomas Mémurlin, cofundador de The Huggy’s Bar. La cerveza se llama Bacon THBeer y está disponible desde el 9 de junio en las once ubicaciones de la cadena.
Brasserie C
Los fundadores Renaud y François se conocieron durante sus estudios agrícolas. Ambos estaban fascinados por el universo de la elaboración de cerveza, y encontraron que su interés y acercamiento al oficio eran complementarios. Fue en el banco de la escuela donde por primera vez hablaron sobre su visión de un entorno empresarial y, por supuesto, su innegable pasión por la cerveza. En la cerveza vieron enormes oportunidades para la creatividad y se dieron cuenta de que al usar componentes simples, naturales y locales, habían encontrado un propósito ideal que se correspondía perfectamente con sus personalidades. Aunque todavía era un diseño aproximado, su aventura estaba a punto de comenzar.
Luego pasaron tres años para que sirvieron para visualizar, elaborar, construir y perfeccionar su proyecto. Después de innumerables experimentos, muchas pruebas y ajustes para hacerlo bien, finalmente desarrollaron su cerveza característica, Curtius.
Su trabajo durante la fase de lanzamiento llegó a un punto crítico y, por primera vez, pudieron vislumbrar los contornos de su sueño. En 2012, año de su lanzamiento, la demanda de Curtius alcanzó volúmenes muy por encima de las expectativas iniciales. Esta demanda generó interés entre los grandes minoristas y corporaciones belgas, y obtuvo cobertura en varios tipos de medios.
Solo hará falta ir a probarla, pero yo me pregunto cómo maridara con mis bocadillos favoritos en España: uno de bacon con queso o uno de lomo y queso. ¡No lo sé pero estoy impaciente por probarlo! ¡Salud!
La cervecería trapense Rochefort han ganado la batalla legal contra Lhoist, una de las principales empresas productoras de cal a nivel mundial. Una contienda de mil millones de euros en el que la cervecera belga se jugaba uno de sus principales ingredientes, pilar de la elaboración de su cerveza: el agua.
La cervecería trapense Rochefort gana su primer asalto en su batalla legal
Lhoist pretendía profundizar su cantera cerca del monasterio y redirigir el manantial Tridaine usado durante siglos como fuente de agua de Brasserie de Rochefort. Los monjes de Notre-Dame de Saint-Rémy temían que esto pudiera poner en peligro la pureza del agua, cambiando el sabor de su célebre cerveza, intacta durante siglos.
El tribunal de apelación de Lieja se ha pronunciado contra la empresa Lhoist, alegando que, a pesar de ser propietario de la cantera y por consiguiente del manantial, no puede acogerse al derecho de extraer o desviar parcial o totalmente el agua que abastece a la abadía. Con esta sentencia, la disputa legal llega a su fin tras casi diez años, siempre y cuando Lhoist no apele ante el tribunal de casación. Por ello, se ha puesto en marcha una petición dirigida a los amantes de la cerveza reclamando que cesen los intentos de perjudicar a Rochefort. En este enlace puedes firmar la petición: http://chng.it/qzXCGFFhgK
La primera evidencia documentada de la fábrica de cerveza del monasterio junto al manantial data de 1595. Se ha demostrado que la fábrica ha utilizado el agua del manantial desde al menos 1797, y desde 1899 se ha elaborado su cerveza en el edificio actual. La abadía trapense de Notre-Dame de Saint-Rémy Rochefort existe desde 1887. Antes hubo monasterios cistercienses en el mismo lugar, primero desde 1230 la rama femenina y desde 1464 la rama masculina.
El sello oficial
Los monjes trapenses son conocidos por sus cervezas. Seis de ellos están ubicados en Bélgica, dos en los Países Bajos y uno en Austria, EE. UU., Italia y Reino Unido. Estas últimas se han abierto en la última década a raíz del movimiento de la cerveza artesanal y el resurgimiento de la elaboración trapense.
Recientemente, Bélgica ha perdido una de sus cervecerías trapenses oficiales. La razón es la falta de monjes en la abadía de San Benito, en el municipio belga de Hamont-Achel en Limburgo. El año pasado se fue el último monje. Eso no significa que Achel Brouwerij, que es la más pequeña de las cervecerías trapenses, haya dejado de elaborar cerveza. La abadía, y por tanto la fábrica de cerveza pertenece a la Abadía de Westmalle, una de las cervecerías trapenses más conocidas del mundo.
La cerveza ya no es un Auténtico Producto Trapense, ya que las estrictas regulaciones exigen que la producción sea supervisada por los monjes trapenses. En su caso, esto ya no es posible, sin embargo las cervezas trapenses llevan años en auge. La pandemia del coronavirus incluso intensificó la tendencia al consumo de estos elixires. Con sus capacidades limitadas, los monjes son casi incapaces de satisfacer la demanda de su público.
Rochefort cuenta con cuatro cervezas: Rochefort 10 de 11.3%; la Rochefort 8, 9.2%; Rochefort 6, 7.5%; y su triple extra de 8.1%. Esperemos que el agua para la elaboración de esta cerveza permanezca intacta. ¡Salud!
Chimay tiene nueva cerveza, Chimay Green, y con ella, la cervecera trapense amplía su catálogo a cuatro: Chimay Gold, Chimay Red, Chimay Trippel y Chimay Blue.
Regresa la Chimay 150 Spéciale bajo el nombre Chimay Green
En realidad, como muchos de vosotros ya habréis pensado, se trata de una reedición ya que la Chimay 150 Spéciale o Chimay Green, se elaboró por primera vez en el año 2012. Como su nombre indica, su elaboración rendía homenaje al 150 aniversario de la cervecera.
Según comenta la Marketing Manager de la marca, Giselda Mercuri: «la cerveza fue realmente muy popular en 2012». Y así fue, toda una alegría para los amantes de las cervezas trapenses. En julio de aquel año, la cervecería Chimay lanzó una cerveza festiva de edición limitada con la que celebrar su 150 aniversario y de la que tuve la oportunidad de disfrutar en aquellos días. Desgraciadamente, la edición de la Chimay 150 Spéciale era limitada. Sólo pusieron en el mercado 150.000 botellas de 75cl y, como comprenderéis, se agotaron rápidamente.
Quienes tuvieron la suerte, como yo, de probar este elixir, les será difícil quitarse de la cabeza el sabor y aroma de la cerveza. Hoy la cervecera resucita la que ahora se llama Chimay Green, para unirse a la gama junto con Chimay Blue, Chimay Red y Chimay Gold.
Pero el resurgir de la cenizas de una cerveza como ésta no es cosa baladí. Alrededor de 9 meses de pruebas necesitaron los maestros cerveceros para recrear la cerveza original. Chimay Green utiliza dos variedades de lúpulos bávaros: Saaz et l’Hallertau Mittelfrüh.
Green Chimay es una rubia, fuerte, con buen cuerpo. De 10% ABV, con un toque picante. Se puede apreciar toques especiados, con un final seco y redondo. El alcohol no se percibe demasiado, al contrario, es extremadamente bebible. La cerveza estará disponible tanto en botellas de 75 cl como de 33 cl. Y sí, os aseguro que estoy ansioso de volver a probarla. ¡Salud!
En los últimos años, el club de cervezas trapenses llegó a ser de doce, con sello propio, aunque hoy estamos de luto por la pérdida de una de las seis belgas: Achelse Trappist.
Achelse Trappist: La cerveza trapense está de luto
La que en su día fuese trapense, Achelse Trappist, hoy ha dejado de serlo debido a la marcha del último hermano de la abadía Notre-Dame de Saint-Benoît de Achel. La cerveza belga ya no podrá lucir el archiconocido sello hexagonal que indica si una cerveza es trapense. Ahora, Achelse Trappist lucirá el escudo de armas de Achel.
El hecho de que el último hermano abandonara la abadía para trasladarse a la abadía de Westmalle, hace unos meses, obliga a la cerveza quitar su categoría de trapense. Recordemos que deben cumplirse una serie de requisitos para poder llevar el sello:
El producto debe elaborarse dentro de los muros o las proximidades de la abadía.
Los ingresos serán usados para el sustento de los monjes y para el mantenimiento del monasterio. Los beneficios que sobren se habrán de donar a obras sociales.
La producción ha de estar supervisada por la comunidad monástica, y la operación debe estar subordinada al monasterio y la cultura monástica.
Es a causa de este último punto por el que Achelse Trappist no puede llevar ya sello de trapense. Ya no existe una comunidad viva en Achel. No obstante, aún podrá seguir llamándose así, sólo que no le acompañará el logotipo.
¿El ocaso de la orden trapense?
Sin duda, algo está pasando en la comunidad trapense, donde cada vez hay menos incorporaciones dentro de esta Orden. Durante décadas, ha ido decreciendo el número de nuevos hermanos y los pocos que van quedando se están jubilando. Actualmente se estima que sólo quedan alrededor de cien monjes en Bélgica, lo que pone en riesgo la continuidad de algunas abadías y por lo tanto, peligra la producción de cervezas trapenses, que podrían llegar a extinguirse junto con la Orden de la Trapa.
La receta de Achelse Trappist sigue intacta, sí, pero algo se ha perdido de esa magia que le aporta el sello trapista, que nos garantiza que un monje acompaña todo el proceso de elaboración. Quien busque una cerveza con denominación trapense ya no podrá hacerlo con esta Achelse Trappist, pero sí que es cierto que aún quedan algunas en el mercado, y que pasarán a ser piezas de coleccionismo.
Es posible que un milagro nos traiga nuevos monjes que continúen con la tradición, así que… oremos cerveceros, ¡salud!